Trabajos en barro
Una artesanía salvadoreña son las sorpresas. Bajo tapaderas que simulan frutas, huevos o gallinas (de unos cinco centímetros de alto por tres de ancho) se esconden muñecos de barro en miniatura que representan vendedoras de telas, frutas, de tortillas, de shuco, de pupusas, parejas casándose, nacimientos y hasta «picardías» de temas eróticos. Ha habido familias en Ilobasco especializadas en la fabricación de sorpresas realmente exquisitas. Lástima que la desaparición de los ancianos de la familia (caso de doña Dominga Herrera) y la urgencia de hacer grandes cantidades de sorpresas derivara en un descenso generalizado de su calidad artística. Siempre dentro del género de trabajo de barro hay quienes se dedican a la fabricación de comales, ollas, cántaros, los cuales cumplen primariamente con la labor práctica (como es en su origen todo arte popular): sirven para cocinar o para guardar alimentos y bebidas en las casas de campesinos o de gentes sencillas, pero secundariamente pueden ser comercializadas como adornos exóticos o típicos para las casas de salvadoresños de las clases media o alta. Es el caso de la cerámica de Guatajiagua, en el departamento de Morazán: desde hace unos pocos años se ha puesto de moda los comales, tarros y ollas enormes de color negro azabache para decorar la cocina o el salón del comedor de alguna casa elegante.
[editar]Tallado de madera
En La Palma, departamento de Chalatenango, además del barro para elaborar jarros y animalitos de todo tipo, desde hace un tiempo se trabaja también la madera en talleres artesanales que hacen toda clase de adornos: cofrecitos, cuelga-llaves, servilleteros, nacimientos... También trabajan la semilla de copinol (de unos dos centímetros de largo por uno de ancho), sobre la que se pintan escenas religiosas o campestres. El hecho es que proyectos artesanales como el de La Semilla de Dios, iniciado por Fernando Llort, han dado a conocer las artesanías de la región a escala internacional. Por lo que respecta a la madera, también hay que señalar la existencia de lugares donde se fabrican imágenes para las iglesias. Tradición que viene desde la época colonial, aún ahora encuentra continuadores: cristos e imágenes de santos se elaboran por encargo en Izalco, Sonsonate y Ataco, departamento de Ahuchapán. También las máscaras para historiantes se elaboran en esos talleres de larga tradición. Los cayucos o lanchas son típicos de zonas lacustres o costeras, como en Puerto El Triunfo, departamento de Usulután; se hacen del tronco del árbol de conacaste e implican una larga y paciente labor de tallado.
[editar]Tejidos y cestería
Respecto a los tejidos merecen destacarse los de hilo y los de fibra. Entre los primeros debe distinguirse entre tejidos elaborados con el telar de cintura y los hechos con el telar de palanca. El de cintura es de neta procedencia indígena; manipulado por las mujeres servía y sirve aún para elaborar superficies más bien estrechas: tapados (mantas pequeñas para cubrirse la cabeza) y fajas delgadas para atarse a la cintura. Todavía en Panchimalco, departamento de San Salvador, queda alguna tradición en ese sentido. El telar de palanca fue introducido por los europeos y sirve para hacer tejidos más anchos, como las colchas que se fabrican en San Sebastián, departamento de San Vicente, o como las hamacas (de nailon, henequén o algodón) salidas de talleres de Cacaopera, departamento de Morazán. Lo tejidos de fibra comprenden muchos productos y objetos. Los sombreros se hacen de palma y presentan gran variedad de formas y colores. La fabricación del sombrero sigue siendo importante porque esa prenda es parte indispensable del atuendo campesino; el sombrero sirve para librarse del sol y de la lluvia, y hasta de «contra» para los malos espíritus. En Tenancingo, departamento de Cuscatlán, hay familias especializadas en su elaboración. Las escobas se fabrican con fibra de sorgo. Candelaria de la Frontera, en el departamento de Santa Ana, es un lugar con vocación de ayudar en la limpieza de los hogares salvadoreños y aun guatemaltecos, ya que de ahí parte una regular cantidad de escobas. Las tombillas de barril y las tombillas cuadradas están hechas a base de vara de bambú y de carrizo y tiene múltiples usos, pues al ser como barriles de casi un metro de alto y unos sesenta centímetros de ancho, sirven para guardar ropa, juguetes y hasta papeles. Nahuizalco, en el departamento de Sonsonate, se caracteriza, entre otras cosas, por sus tombillas. Los canastos son cestos grandes hechos con vara de castilla o de bambú. Tiene múltiples usos: desde portadores de fruta y verduras hasta acompañantes obligados para los cortadores y cortadoras, quienes se afanan en llenarlos hasta el tope, con los granos rojos y mieludos del café. En Zacatecoluca, departamento de La Paz, se fabrican canastos baratos y resistentes. El mimbre se utiliza también en la fabricación de canastas, paneras y adornos en forma e animales. Con mimbre se hacen asimismo unos muebles muy elegantes en Nauhizalco, departamento de Sonsonate. Termina el recorrido por los tejidos de fibra con la mención de los petates (esteras) y las alfombras a base de fibra de yute. De la fibra de henequén salen redes y costales o sacos que sirven para transportar cerámica, frutas y granos.